Jovita, pobladora de Mahuaypampa en Chetilla, ha decidido dar un giro a su vida aprendiendo a leer y escribir con el uso de la tecnología. Así como ella otras mujeres cajamarquinas están abrazando el poder del conocimiento, en la plaza del distrito se reúnen cada tarde para aprender con María, el personaje virtual que guía su aprendizaje en el aplicativo.
Juana, desde La Retama en Los Baños del Inca, encuentra en nuestra estrategia educativa la solución perfecta: puede aprender cómodamente desde casa y sin necesidad de internet. Gregoria y Máxima son compañeras, se ayudan en su aprendizaje y nos demuestran que nunca es tarde para aprender.
Estas historias son ejemplos conmovedores del impacto positivo de la educación en las comunidades rurales. En la Fundación Dispurse, nos enorgullece compartir estas experiencias de transformación en Cajamarca. ¡Acompáñanos en este viaje de aprendizaje y crecimiento!