Cuando se hizo mayor y pudo independizarse buscó la manera de estudiar, pero no encontró una oferta que le permitiera compatibilizar los estudios con el trabajo y el cuidado de sus hijos, así que se resignó a no aprender a leer y escribir, y a depender de su esposo para sacar las cuentas y hacer los pedidos de su pequeño negocio. Como María existen 763 millones de personas en condición de analfabetismo en el mundo (UNESCO); en el Perú 1.3 millones está en la misma condición (INEI).
María estuvo junto a su esposo Víctor Mamani, un domingo de marzo, cuando se emitió por televisión nacional un reportaje que contaba la historia de mujeres de zonas rurales de Cajamarca que aprendieron a leer y escribir usando la app FOCUS, fue así que después de muchos años encontró la oportunidad que estaba esperando para acceder a la educación. Víctor no solo gestionó ante la Fundación Dispurse el acceso de María al programa de alfabetización, además decidió dedicar unas horas, después de su jornada como taxista, para ayudarla en su proceso de aprendizaje. María es feliz porque está aprendiendo y porque finalmente no pedirá ayuda para gestionar su negocio, ahora sueña con ampliarlo y exportar sus productos.